Mediterráneo: Frente a la guerra contra las personas migrantes, ¡la solidaridad no fracasará!
Comunicado de la red Migreurop
Tras 17 días de espera en la mar, ante continuos y ofensivos ataques en los medios de comunicación por parte del Ministro de interior italiano Matteo Salvini y el silencio de los Estados europeos, Carola Rackete, capitana del SeaWatch 3, decidió, la noche del 28 de junio de 2019, desafiar la prohibición de atracar en el puerto de la isla de Lampedusa, con el objetivo de salvar la vida de 40 personas.
Al entrar en puerto el sábado, tuvo que maniobrar para sortear el bloqueo de un barco de la Marina italiana impidiendo el acceso al puerto. No sólo eso; a su arribada, las personas exiliadas fueron desembarcadas y colocadas en el hotspot de la isla. La capitana, bajo arresto domiciliario, puede ser imputada por "ayuda a la entrada irregular" de personas inmigrantes o por "resistencia o violencia contra un buque de guerra", delitos que pueden conllevar 15 años de prisión y 50,000 euros de multa.
La teatralización y dramatización de esta operación de rescate, orquestada por Matteo Salvini, le permite respaldar su decreto de ley "seguridad bis", que entró en vigor el 15 de junio de 2019 (antes siquiera de ser presentado al parlamento italiano). Tal decreto tiene como único objetivo reforzar la criminalización de las migraciones y la solidaridad, penalizando a los capitanes de buques y armadores que contravengan la prohibición de entrada en aguas territoriales italianas. Todo ello a pesar de que esta prohibición es contraria a los convenios internacionales ratificados por Italia, que establecen la obligación de aterrizar en un lugar seguro para las personas rescatadas en el mar.
Ante esta vergonzosa situación, la respuesta de Europa ha sido un silencio ensordecedor durante varios días, que ha sido roto por el compromiso de Francia, Alemania, Portugal, Luxemburgo y Finlandia para “distribuir” a las personas desembarcadas. Una paradoja en un territorio europeo que, aun teniendo 500 millones de habitantes, necesita de "intercambios diplomáticos intensos" para reconocer los derechos fundamentales a 40 personas.
Debido a que los Estados europeos se niegan a asumir sus responsabilidades [de rescate y acogida], la tasa de mortalidad en el Mediterráneo ha aumentado, así como lo ha hecho la violencia contra las personas migrantes varadas al otro lado del Mediterráneo, en los países en los que la UE delega su política migratoria, incluida una Libia en guerra. Las ONG que operan hoy el rescate en el mar son la respuesta ciudadana que está poniendo luz sobre las fronteras de Europa, siendo el único freno a esta política de externalización, razón por la cual están siendo atacadas.
Una respuesta ciudadana de movilización disconforme con estas políticas mortales, que centra su mirada en el apoyo a las personas migrantes y en el reconocimiento de derechos y pone el foco en el hecho de que la violencia de estas políticas a lo largo de 30 años está alimentando ideas racistas y sexistas, como lo demuestran los insultos de carácter sexual contra la capitana Rackete, tanto por parte de responsables políticos y como de la población.
La respuesta de la ciudadanía se organiza en Lampedusa, Roma y en muchos más lugares: varios/as diputados/as permanecieron a bordo del SeaWatch3 hasta que todos/as pudieron desembarcar; ciudadanos y ciudadanas de la isla han dormido en el atrio de la iglesia con el sacerdote más de una semana, pidiendo el desembarco de los/as exiliados/as; se han lanzado convocatorias de movilización en varias ciudades italianas…
¡Estas movilizaciones no se detienen en Italia, es el mundo entero que viene apoyando!
Desde 17 países de Oriente Medio, África y Europa, la red Migreurop afirma su solidaridad con las personas exiliadas desembarcadas, con toda la tripulación del Sea Watch 3, así como con todas las demás personas que han sido criminalizadas por sus actos de solidaridad en los últimos años, ya sean miembros de ONG o pescadores de las orillas del sur del Mediterráneo.
Sabemos que si la solidaridad es atacada violentamente hoy, es porque se erige como un último baluarte contra la guerra contra los migrantes liderados por los Estados. El coraje de Carola Rackete y de tantos otros activistas menos conocidos, demuestra que la solidaridad está lejos de ser acallada.
¡Libertad de circulación para todos/as!