En Marruecos, la persecución de extranjeros mata. Y mientras, la UE negocia y calla.
En el norte de Marruecos y en otras ciudades del país (Mekhnès, Rabat, etc.), las escenas se repiten desde hace meses, incluso años [1], pero han adquirido en las últimas semanas una amplitud sin precedentes.
La policía y los militares marroquíes hacen redadas, con total impunidad, de cientos de niños, mujeres y hombres, en su mayoría provenientes de países subsaharianos. Esta persecución tiene lugar sobre todo en las ciudades del norte del país, Alhucemas, Ksar El Kebir, Nador, Taourirt y Tánger: el 27 de julio, 140 migrantes fueron detenidos cerca de Nador, y unos días antes –el 24 de julio- lo fueron unos 300 migrantes en el bario Boukhlef en Tánger.
Este acoso da lugar a escenas humillantes, incluso inhumanas, y a nadie le preocupa. En Tánger, una madre senegalesa con su hijo de dos años ha sido violentada en plena calle por las fuerzas del orden para ser conducida, casi desnuda, en un camión policial a su expulsión a la frontera de Marruecos con Argelia. Cerca de Nador, una refugiada ha sido obligada a abandonar a su bebé de siete meses en la selva, otra ha abandonado allí a uno de sus gemelos, de tres años.
Estas violencias policiales, que obedecen a estrategias dirigidas, acarrean la muerte de numerosos migrantes [2].
Tras el acoso que llevan a cabo día y noche las policías española y marroquí a ambos lados de la frontera, estas personas suelen ser llevadas en bus cerca de Oujda, en la frontera con Argelia, para ser abandonadas allí, cuando no acaban en prisión. El gobierno marroquí y las autoridades de la Unión Europea, que rivalizan desde hace años en declaraciones contra los migrantes presentes en Marruecos, son responsables de esta política xenófoba y mortífera.
Recordemos que el 2 de junio de 2013, Marruecos, la UE y nueve Estados miembros de la UE [3] firmaron una declaración conjunta [4] que establece un conjunto de objetivos políticos. Este texto, que prevé una serie de medidas para una “mejor gestión de la migración” [5], no constituye sino un eslabón suplementario del proceso de sub-contratación del control migratorio hacia Marruecos.
Bajo presión y con toda impunidad, éste ejecuta con celo las exigencias de la UE, que se desentiende así, alegremente, de sus responsabilidades, sin preocuparse de las consecuencias de esta externalización y avalando estos actos.
Exigimos que Cécilia Malmström, comisaria europea de asuntos interiores, Laenser Mohand, ministro marroquí del Interior, Saâd Eddine El Othmani, ministro marroquí de Asuntos Exteriores y cooperación, y los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve estados miembros de la UE actúen urgentemente para que cesen inmediatamente las exacciones policiales en Marruecos hacia los migrantes.
Pedimos también que los refugiados que están en territorio marroquí sean tratados dignamente, cualquiera que sea su situación administrativa.
Finalmente, recordamos a las autoridades españolas y al resto de Estados miembros de la Unión Europea su obligación de atenerse a los principios de la convención europea de derechos humanos, y por ello tratar las demandas de admisión al territorio de la UE de quienes piden protección, y de no expulsarles a un país en el que estén en riesgo de sufrir tratos inhumanos y degradantes.
2 de agosto de 2013
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Foto Sara Prestianni http://www.flickr.com/photos/saraprestianni/