«La UE debe comprometerse en un proceso judicial contra Italia»

Migreurop engloba a ONG de trece países de los dos lados del Mediterráneo. La italiana Sara Prestianni responde a las preguntas desde París

Es legal que un país como Italia, miembro de la UE, firme un acuerdo bilateral con Libia para rechazar a inmigrantes? España ha hecho algo parecido con otros países africanos. ¿No corresponde esto a la política de los 27?

La firma de acuerdos, tanto bilaterales como comunitarios, con los países de origen y tránsito de los emigrantes está cada vez más de moda en Europa. Aunque el acuerdo firmado (entre Italia y Libia) el 30 de agosto de 2008 debiera entrar en vigor el 15 de mayo de 2009, las expulsiones de emigrantes desde aguas europeas a Libia no estaban previstas. Lo que preveía el acuerdo de amistad y cooperación era el compromiso de Libia a controlar sus costas así como su frontera sur con Sudán, punto de acceso de emigrantes a su territorio. Este tipo de acuerdo presenta problemas en cuanto al respeto de los derechos fundamentales de los emigrantes por el riesgo a que queden bloqueados tanto en mar como en la frontera terrestre los potenciales demandantes de asilo. Esos rechazos de aguas europeas a Trípoli son, por tanto, fruto de un acuerdo informal entre los dos países, una lógica de "yo te doy y tú me das". De esta forma, Libia le da a Italia la posibilidad de rechazar a los emigrantes y el resto de países europeos integran mientras a Libia en la comunidad internacional después de años apartadas por causa del terrorismo.

España, a través de su Plan África, fue pionera en materia de la firma de acuerdos bilaterales, y, a través de la presencia del Frontex en Senegal y Mauritania, del rechazo directo hacia los países de tránsito de emigrantes hacia Europa. No hay que olvidar que la presión que se ejerce en estos momentos sobre Libia para que participe en el control marítimo es la misma que se ejerció en 2005 por parte de España y la UE sobre Marruecos para que bloqueara el acceso a Europa a través de Ceuta y Melilla. Los rechazos de mayo de 2009 recuerdan los acontecimientos de esas dos ciudades, cuando el Gobierno español enviaba al lado marroquí de la frontera los emigrantes que habían llegado ya a suelo hispano.

¿Qué es lo más grave, según Migreurop, que está ocurriendo estos días con la polémica generada por el acuerdo entre Italia y Libia?

Para Migreurop rechazar 500 emigrantes que se encontraban en aguas internacionales significa violar todas las convenciones internacionales, desde la convención de salvamento marítimo a las convenciones internacionales de derechos fundamentales. Otorgar el papel de buen alumno en materia de colaboración con las políticas europeas de emigración a un país como Libia, significa avanzar cada vez más hacia la oficialización de la externalización del control de las fronteras y del asilo hacia países que no ofrecen ninguna garantía de respeto de los derechos de los emigrantes y que, como en el caso de Libia, no son firmantes de la Convención de Ginebra (sobre los refugiados).
Esto es aún más grave por cuanto el discurso de las autoridades italianas lo justifican dando a su vez una imagen muy positiva de Libia, negando así la violencia, las torturas, las violaciones, las detenciones sistemáticas de que son víctimas los emigrantes en tránsito o instalados allí.

¿Qué acuerdos o convenciones está incumpliendo Italia?

Italia viola varios acuerdos al enviar hacia Libia a 500 emigrantes desde aguas internacionales de competencia maltesa. Primero las convenciones internacionales de salvamento marítimo. Y segundo, la Convención de Ginebra para potenciales demandantes de asilo. Hay que recordar que el 75 por ciento de los emigrantes desembarcados en Lampedusa en 2008 pidieron asilo y al 50 por ciento de ellos se le concedió el estatuto de refugiado o algún tipo de protección humanitaria. Por eso Italia viola el acuerdo de no rechazo previsto en esa Convención. Según su artículo 33 ninguna persona puede ser expulsada o rechazada hacia las fronteras o lugares en los que su vida o su libertad estén amenazadas por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social o por sus opiniones políticas.

Libia, además, no cumple con estas garantías previstas en la Convención de Ginebra.


¿Cuál sería la salida al actual conflicto?

Italia y Europa deberían suspender cualquier tipo de negociación con Libia así como su proyecto de externalización (de fronteras) hacia países extraeuropeos que no ofrecen garantías de respecto de los derechos fundamentales. En el caso concreto de estos 500 emigrantes Italia debería atender la petición de ACNUR y admitirlos en su territorio.

¿Qué parte de culpa tiene la UE? ¿Qué parte de culpa tiene Italia? ¿Y Libia?

La UE es de entrada responsable del silencio de sus instituciones frente a las flagrantes violaciones de las convenciones internacionales y también por atribuir a Gadafi un rol de líder diplomático gracias a su posición estratégica en las rutas de la emigración.

La UE tiene los medios para no ser cómplice de esta nueva etapa de la guerra a los emigrantes. La Comisión debe condenar esos rechazos contrarios al derecho europeo e internacional y comprometerse en un proceso judicial contra las autoridades italianas. La UE, como firmante de la carta de derechos fundamentales, debe asimismo renuncia a cualquier tipo de acuerdo migratorio con cualquier país que viole de manera abierta los derechos humanos.

Italia, por su parte, es responsable de una política cada vez más racista y xenófoba que vive en los rechazos hacia Libia su expresión más macabra. Italia es además responsable como reincidente, pues ya había sido condenada por expulsiones hacia Libia en 2004 y 2005 por el Parlamento Europeo, que se mostró muy preocupado por la suerte de cientos de demandantes de asilo.

Y Libia es responsable de violencia, de maltrato, de detenciones, de violaciones, de torturas y de deportaciones en su territorio. De manera general, el país magrebí es responsable también de aprovechar su rol de país de tránsito para jugar a ser el gendarme de Europa a cambio de ganar en visibilidad diplomática y términos económicos con la venta de su gas y su petróleo en el mercado europeo.

¿Sabemos en qué condiciones se encuentran los emigrantes que están siendo enviados de vuelta a Libia?

La red Migreurop efectuó una misión en agosto de 2007 al centro de llegadas de Lampedusa en el marco de las actividades jurídicas de la asociación italiana ARCI. Se recogieron testimonios de emigrantes desembarcados en la isla sobre las condiciones de su viaje a través del Mediterráneo y sobre su tránsito en Libia. Ese trabajo permitió recopilar una serie de informaciones sobre el tratamiento que reciben los emigrantes en Libia y que será las mismas que las de los 500 que se acaban de rechazar.

Reclusiones arbitrarios por periodos indeterminados, sobre todo de aquellos que no son de religión musulmana como eritreos, somalíes, nigerianos o etíopes. Las condiciones de internamiento en los campos libios son muy precarias: cientos de personas encerradas en la misma celda en condiciones higiénicas y sanitarias insalubres. Los emigrantes hablan del recurso constante a la violencia, la tortura y a la violación en grupo de las mujeres.

También explotación a nivel laboral. Los emigrantes entrevistados denunciaron que a veces realizaban trabajos por los que no cobraban finalmente.

La vida está amenazada de manera constante. Hay vídeos que han circulado estos días por la Prensa italiana que muestran a militares libios disparando a veces con su fusil contra una zodiac que se dispone a partir de sus costas y amenazando de muerte a los emigrantes.
Los emigrantes cuentan también que el nivel de racismo de la población libia es alto, que los estafan, los agreden por la calle y los insultan por el simple hecho de ser extranjeros o por el color de la piel.

http://www.abc.es/20090525/internacional-internacional/debe-comprometerse-proceso-judicial-200905250425.html