Llegadas a Lampedusa – Solidaridad y resistencia ante la crisis de acogida en Europa

Acción colectiva : Declaración conjunta de 82 organizaciones civiles

Tras la llegada de un número récord de personas en tránsito a Lampedusa, la sociedad civil expresa su profunda preocupación por la respuesta securitaria de los Estados europeos, las limitaciones en la acogida, reafirmando nuestra con las personas en tránsito que llegan a Europa.

Más de 5.000 personas y 112 barcos: este es el número de llegadas registradas a la isla italiana de Lampedusa el martes 12 de septiembre. Los barcos, la mayoría de los cuales llegaron de forma autónoma, procedían de Túnez o Libia. En total, más de 118.500 personas han llegado a las costas italianas desde principios de año, casi el doble de las 64.529 registradas durante el mismo período de 2022 [1]. Los números no nos deben hacer olvidar que, detrás de cada cifra, hay un ser humano, una historia individual y que todavía hay personas que pierden la vida intentando llegar a Europa.

Si bien Lampedusa ha sido durante mucho tiempo un destino para los barcos de cientos de personas que buscan refugio en Europa, las instalaciones de recepción de la isla son deficientes. El martes, el caótico rescate de una embarcación provocó la muerte de un bebé de 5 meses, que cayó al agua y se ahogó inmediatamente, mientras decenas de embarcaciones seguían atracando en el puerto comercial. Durante varias horas, cientos de personas permanecieron varadas en el muelle, sin agua ni comida, antes de ser trasladadas al hotspot de Lampedusa.

El hotspot, un centro de clasificación donde los recién llegados son mantenidos alejados de la población local y preidentificados antes de ser trasladados al continente, con sus 389 plazas, no tiene capacidad alguna para acoger dignamente a las personas que llegan a la isla. Desde el martes, el personal del centro se encuentra completamente desbordado ante la presencia de más de 6.000 personas en sus instalaciones. Además, a Cruz Roja y al personal de otras organizaciones humanitarias, se les ha impedido entrar en las instalaciones por «razones de seguridad».

El jueves por la mañana, muchas personas comenzaron a escapar del hotspot saltando las vallas debido a la situación inhumana que se vivía. Mientras tanto, ante la incapacidad de las autoridades italianas de brindar una bienvenida digna, la solidaridad local ha prevalecido. Muchos lugareños se han movilizado para organizar distribuciones de alimentos para quienes se han refugiado en la ciudad [2].

Además, las organizaciones también denuncian la crisis política en Túnez así como la emergencia humanitaria en la ciudad de Sfax, desde donde parten la mayoría de los barcos hacia Italia. En estos momentos unas 500 personas duermen en la plaza Beb Jebli, sin apenas acceso a comida ni asistencia médica [3]. La mayoría se ha visto obligada a huir de Sudán, Etiopía, Somalia, Chad, Eritrea o Níger. Desde las declaraciones racistas del presidente de Túnez, Kais Saied, muchos inmigrantes han sido expulsados de sus hogares y puestos de trabajo [4]. Otros han sido deportados al desierto donde algunos han muerto de sed.

Mientras estas deportaciones masivas continúan y la situación en Sfax continúa deteriorándose, la UE acordó un nuevo acuerdo migratorio con el gobierno tunecino hace tres meses para cooperar «más eficazmente en materia de migración», gestión de fronteras y medidas «anticontrabando» , con una dotación de más de 100 millones de euros. La UE aceptó este nuevo acuerdo con pleno conocimiento de las atrocidades que ha llevado a cabo el gobierno tunecino, incluidos los ataques perpetrados por los guardacostas tunecinos contra barcos de inmigrantes [5].

Mientras tanto, observamos con preocupación cómo los distintos gobiernos europeos cierran sus puertas e incumplen las leyes de asilo y los derechos humanos más básicos. Si bien el Ministro del Interior francés anunció su intención de reforzar los controles en la frontera italiana, varios otros Estados miembros de la UE también declararon que cerrarían sus puertas. En agosto, las autoridades alemanas decidieron detener los procesos de selección de solicitantes de asilo que llegaban a Alemania desde Italia en el marco del “mecanismo voluntario de solidaridad” [6].

Invitada el domingo a Lampedusa por el primer ministro Meloni, la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, anunció un plan de acción de diez puntos que confirma esta respuesta securitaria. [7]

Reforzar los controles en el mar en detrimento de la obligación de salvamento, aumentar el ritmo de las expulsiones y acelerar el proceso de externalización de las fronteras… viejas recetas que la Unión Europea lleva aplicando desde hace décadas y que han demostrado su fracaso, no haciendo más que agravar la crisis de solidaridad y la situación de las personas en movimiento.

Lampedusa, foto tomada frente al hotspot, 14 de septiembre de 2023. Créditos de las fotos: Maldusa