pleito de Agrigento: no al delito de solidaridad

A 1ro de septiembre de 2007

Ante el tribunal de Agrigento (Sicilia) comparecen desde el 22 de agosto siete pescadores tunecinos acusados de haber “favorecido la inmigración clandestina", delito reprimido por la ley italiana. Se arriesgan a hasta 15 años de prisión.

Perseguidos como si fueran traficantes, estos pescadores sólo han hecho que cumplir con el más elemental deber de solidaridad: el 8 de agosto, frente a la costa de la isla de Lampedusa, prestaron asistencia a los 44 pasajeros de una embarcación de fortuna en perdición y los transportaron hasta la orilla. Sin su intervención, es probable que los náufragos, entre los cuales dos mujeres embarazadas y dos niños, habrían conocido la misma suerte que los millares de migrantes y exiliados que, desde hace algunos años, fallecen en el mar intentando alcanzar las costas europeas.

El pleito de Agrigente es un nuevo episodio de la guerra llevada por la Unión Europea contra los migrantes y los refugiados. Tras la militarización de la costa andaluza, tras los dramáticos acontecimientos de Ceuta y Melilla de 2005, durante los cuales varias personas encontraron la muerte bajo las balas de la policía marroquí por haber intentado cruzar la frontera española, tras el bloqueo de las costas mauritanas y senegalesas para impedir la travesía hacia las Islas Canarias, tras los campos de retención donde, como en Libia, los derechos de los extranjeros y refugiados son violados, es hoy el arma de la disuasión que se esgrime.

Al sancionar la asistencia a persona en peligro, las autoridades italianas incitan a los marineros y a los pescadores a violar el derecho internacional del mar que prescribe favorecer mientras se pueda el rescate de los barcos en perdición. Pero no es todo: al prohibir las operaciones de rescate, se vuelven responsables, en el mejor de los casos, de la devolución hacia países donde los derechos de las personas que necesitan protección no se respetan. En el peor de los casos, condenan a muerte a mujeres, hombres y niños que sólo han cometido el error de buscar una vida mejor, o incluso a veces de intentar salvar su vida.

Laboratorio de la política migratoria de la UE, Italia, en 2005, expulsaba por charteres a cientos de migrantes hacia las cárceles libias. En la actualidad, les prohíbe el acceso a sus costas, inscribiéndose en la lógica de externalización por la Europa del control de sus fronteras cuya agencia europea Frontex es el instrumento emblemático.

Protagonistas de las sociedades civiles de África subsahariana, de África del Norte y de Europa, militantes y demócratas del sur y del norte del Mediterráneo,

 pedimos la renuncia a la ideología securitaria y represiva que orienta hoy las políticas migratorias, a través de la externalización del asilo y de los controles en las fronteras y la criminalización de las migraciones,

 rechazamos que se establezca un "delito de solidaridad" contra los defensores de los derechos humanos,

 exigimos la liberación de los siete pescadores tunecinos de los barcos Mortadha y Mohammed el-Hedi.

Para firmar : enviar un e-mail a Claire Rodier

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