¿Frontex, veneno o antídoto a las tragedias en el Mediterráneo?

Bruselas, 23 de febrero de 2015

Mientras se concede millones de euros a Malta para operaciones de controles en las fronteras marítimas con Frontex, las organizaciones que forman parte de la campaña FRONTEXIT denuncian una Europa cegada por una obsesión securitaria, cada vez más mortífera.

El pasado 4 de febrero, la UE anunciaba el pago de 12 millones de euros a las fuerzas armadas maltesas para financiar equipamientos en el marco de su participación en las operaciones de la agencia europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores (Frontex). Este dinero proviene del Fondo de Seguridad Interior (FSI) destinado a luchar contra la criminalidad y hacer frente a las amenazas contra la seguridad de la Unión Europea (UE). Dicho importe se añade a los 114 millones de presupuesto de Frontex en 2015.

Esta decisión es una triste ilustración de la diferencia entre la urgencia de la situación en las fronteras marítimas y las prioridades de la UE en este ámbito. Tras un macabro récord de más de 3.500 muertos en 2014, sigue la hecatombe en el Mediterráneo con varios centenares de muertos desde principios del año, especialmente en las costas de la isla italiana de Lampedusa.

Es escandaloso, en este contexto, que el reflejo de la UE sea reforzar mecanismos que - contrariamente a lo que suelen sostener los responsables europeos - no tienen por objeto salvar vidas humanas sino interceptar y controlar a las personas (Frontex, Eurosur, cooperación con los Estados vecinos sobre el aspecto migratorio).

“Vigilar no es velar sobre” .

Frontex, tal como lo recuerda FRONTEXIT, no es un cuerpo marítimo de salvamento, sino una agencia de vigilancia de fronteras. La operación Tritón, coordinada por Frontex en Italia, no es la prolongación de la operación militar-humanitaria Mare Nostrum. Es una enésima operación destinada a controlar y aislar a las personas extranjeras. Sin embargo, los buques que intervienen en el marco de las actividades de Frontex están sometidos, como todos los demás, a las obligaciones del derecho marítimo internacional, especialmente la de prestar asistencia a las personas en peligro.

La UE y los Estados miembros claman su impotencia frente a las tragedias humanas como si fueran una fatalidad. No es así. Esas tragedias son la consecuencia de políticas migratorias securitarias que casi imposibilitan el acceso regular al territorio europeo, y no dejan otra solución a las personas en exilio que la de embarcar en barcos de fortuna a riesgo de su vida.

Las organizaciones de la campaña FRONTEXIT, movilizadas por la supresión de la agencia Frontex, piden medidas inmediatas para interrumpir las operaciones de Frontex en el mar, las cuales son en parte responsables de los naufragios reiterados en el Mediterráneo. Para atajar la hecatombe, hay que invertir la lógica y permitir la movilidad internacional, autorizar el acceso al territorio europeo y respetar las normas de protección internacional.

Europa está en guerra contra un enemigo imaginario.
www.frontexit.org