Mediterráneo: la OTAN rescata por fin a migrantes náufragos, la Unión Europea se niega a acogerlos
Las asociaciones firmantes reclaman una intervención solidaria de la UE para la acogida de migrantes y refugiados que se lanzan al mar, arriesgando sus vidas.
Han sido necesarias muchas protestas para que al fin, el 11 de julio, un barco español de la OTAN, el Almirante Juan de Borbón, rescate en el Mediterráneo a más de un centenar de mujeres, hombres, y niños de origen saharaui, así como tunecinos y libios, cuya improvisada embarcación se hundía entre Libia [1] así como tunecinos y libios, cuya improvisada embarcación se hundía entre Libia, [2] Túnez, la isla italiana de Lampedusa y las costas de Malta [3].
Mientras que la perspectiva de los procesos penales entablados contra la OTAN por no asistencia a náufragos empieza a dar sus frutos, la UE permanece impasible. Las peticiones de ayuda lanzadas por el buque de guerra a Malta y a Italia, han sido rechazadas con diversos pretextos: Roma ha alegado la falta de espacio en Lampedusa, y las autoridades maltesas han estimado, por su parte, que los acontecimientos ocurrían demasiado lejos de su territorio y eran responsabilidad de la OTAN [4].
El mismo día, tres sobrevivientes que requerían atención médica fueron trasladados por el Almirante Juan de Borbón fuera de las aguas territoriales de Túnez a un navío militar tunecino para que fueran hospitalizados en ese país. Posteriormente, otras cinco personas fueron evacuadas a La Valeta (Malta) por vía aérea. Durante seis días, el Almirante Juan de Borbón permaneció en aguas internacionales sin que ningún Estado de la Unión Europea, de la Alianza Atlántica o de la coalición militar aceptara acoger a estos refugiados. Finalmente las personas rescatadas han sido trasladadas a un barco militar de Túnez, el 16 de julio por la mañana, sin que el Almirante Juan de Borbón haya entrado en aguas territoriales de Túnez.
Poniendo de manifiesto, una vez más, la inhumanidad de los Estados europeos con los náufragos en el estrecho de Sicilia, este episodio permite constatar:
- si el buque de la OTAN ha aplicado –en esta ocasión- las normas que regulan el deber de asistencia, este ejemplo tiene un carácter disuasorio de cara los rescates pues los países europeos continúan violando sus obligaciones de búsqueda y rescate en el mar;
- Italia se descolgó alegando la saturación del campo de Lampedusa para negarse a acoger a un centenar de personas, mientras que los supervivientes fueron devueltos a Túnez donde, desde el comienzo de la rebelión en Libia, 650.000 personas han encontrado refugio, y donde decenas de miles de personas siguen sufriendo duras condiciones en campamentos atestados de gente;
- todos los sobrevivientes fueron llevados de forma automática a Túnez; entre ellos, sin embargo, había tunecinos, algunos de los cuales podían tener motivos para solicitar asilo. Se habría producido, en ese caso, una violación del principio de no devolución de refugiados.
Cuando no dejan morir a los boat people en el Mediterráneo (2.000 refugiados ahogados entre febrero y junio, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), los países europeos, integrantes de la coalición que interviene militarmente en Libia, se lavan las manos de sus obligaciones subcontratando a Túnez, que se haya en una situación muy frágil, la protección de los migrantes que huyen de la guerra. Hasta la fecha, no hay ningún dispositivo puesto en pie por la Unión Europea, que tiene los medios jurídicos y la capacidad para ello, para facilitar su rescate y organizar su acogida en los Estados miembros.
Esta situación es ya insoportable: una vez más, las organizaciones firmantes exigen una intervención solidaria de la UE para la acogida de los migrantes y refugiados que se lanzan al mar, arriesgando sus vidas. Hacen un llamamiento a estar alertas a la sociedad civil europea y africana, en particular a los marinos, para detener la masacre en el Mediterráneo.
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